Una de las ventajas de hacerte mayor es que tienes perspectiva de tiempos anteriores. Puedes ver los avances (y retrocesos en algunos casos) que se producen a tu alrededor, pero también en ti mismo. Hace casi cuatro décadas que comenzaba a echarme al monte para disfrutar de la naturaleza en su sentido más amplio: observación del entorno, senderismo, aire libre... Luego me enredé en la licenciatura de Biología y más tarde la vida laboral me fue llevando al contacto con la naturaleza como educador ambiental, proyectos de interpretación, guiado de grupos, etc. Aunque ahora estoy ligado a las aulas en el colegio, la mayor parte de mi tiempo libre se dedica a salir a la naturaleza en su sentido amplio, a veces buscando un gran espacio natural y, otras veces, un simple camino por el monte detrás de casa. Nunca falta la mochila con los prismáticos y la cámara de fotos, antes un cuaderno de campo, ahora un móvil.
Esto me lleva a pensar en como ha ido cambiando esto...
Años ochenta y noventa
Cuando tocaba escoger un destino, tenía que ser cercano, donde llegara el transporte público, o en caso de ir en coche disponer de suficiente tiempo o varios días (las carreteras no eran las mismas). La fuente de información era básicamente triple: tus amigos o conocidos, algunos libros o guías de espacios naturales y de rutas y los mapas, sobre todo los del IGN (serie 1:25.000) que tenías que ir a comprar a los edificios oficiales. Sobre estos mapas marcabas un posible itinerario, del que no tenías ninguna garantía de cumplir. Para seguir la ruta siempre iba en el bolsillo una brújula, que en más de una ocasión me sacó de un aprieto.
Preparabas la mochila con el material del que disponías. Los prismáticos, baratos, eran de una marca rusa comprados en el supermercado Alcampo poco después de su inauguración en A Coruña. La cámara de fotos, una Minolta con objetivo de 200 mm (más adelante usé un catadióptrico de 500 mm, que como leí en algún sitio solo sirvió "para revolver la sopa"), Iba cargada con película para 36 diapositivas, a veces para papel. Mi primera diapositiva es del año 1989 (la primera de unas 9000 que guardo archivadas), una gaviota patiamarilla, y el primer lugar al que fui específicamente a fotografiar, la ensenada da Insua (Ponteceso).
No podían faltar las guías de campo. Las especies se identificaban "in situ", así que tocaba cargar con una de aves, otra de anfibios y reptiles, la de plantas, de mariposas o lo que se terciara cada día. ¡Cómo pesaban las condenadas! La primera de aves seria que tuve fue la Perrins en 1989. Aún la conservo y la uso con mis alumnos como ejemplo, pero en realidad está jubilada como tantas otras. Todo lo que veías lo anotabas en el cuaderno de campo. Pero también apuntabas datos antes de salir al campo o ya de vuelta: listas, meteorología, algún dibujo y, a veces, cuestiones más personales. Para organizar los datos tenía un sistema de fichas de cartulina organizadas por especie y, duplicadas, por espacio natural.
Como anécdota, recuerdo haber enviado alguna observación y alguna lectura de anilla de espátula ¡por correo postal!
Principios del siglo XXI
A partir de los años 2000 se nos vino encima la tecnología y la informática y un salario medianamente decente, así que era previsible que la metodología cambiara.
Las rutas, las observaciones, los mapas... casi todo podía consultarse ya en Internet. Los mapas topográficos se descargaban y se imprimían. Aunque las guías de rutas seguían siendo importantes, la comunicación entre amigos y conocidos se ampliaba. Al principio mediante correo electrónico y luego... bueno, el después ya es otro tema. Como los mapas seguían siendo una atracción para mi, seguían estando en la mochila, con la brújula, pero el GPS de mano pasó a ser fundamental. Ahora perderse era menos probable. Si la brújula fue una gran ayuda, el GPS pasó a ser una seguridad. Aunque parezca mentira, Google Maps no existía antes de 2005 y no se empezó a usar de forma masiva hasta unos años después.
Cada poco cambiábamos de prismáticos, pero no siempre a mejor, dependía del presupuesto (en esa época la familia crecía y los gastos también). Aún así llegó el primer telescopio (cutre-barato), lo que amplió el rango de observación de fauna. La Minolta cedió paso a la fotografía digital (estamos hablando del año 2004) y a la Canon (previo paso de otra cámara digital básica) con objetivos de 50 mm y 70-300 mm. Ya no tenía que asegurar cada foto y además ¡podía ver en el momento si había salido enfocada o no! Pero eso traía el problema de archivarlas. Las diapositivas ocupaban espacio físico (unos 20 archivadores) pero las fotos digitales eran una cantidad inmensa que había que organizar. ¡Cuántas veces he cambiado de sistema!
Las guías de campo seguían en la mochila y eran imprescindibles, pero ya podías compartir algunas fotos mediante correo electrónico para que alguien te echara una mano. Las webs aportaban mucha información, pero aún eran el principal lugar de consulta. El cuaderno de campo seguía activo, aunque el registro de observaciones pasó ya a un formato digital: una base de datos Access, para lo que tuve que dedicar unas cuantas horas para diseñarla. ¿Y las fichas de cartulina? Pues habría que sacar tiempo para pasar los datos... cosa que aún no he hecho ;) Para mi, esta fue la época del PC. Con estas posibilidades ya me animé a participar en algunos proyectos como el SACRE o el SARGA, en las medidas que podía, que no eran muchas.
Última década
Ahora podemos comparar de verdad. Esta es sin duda la época de Internet y del teléfono móvil. Con esto tienes solucionado casi todo. Para las rutas que vas a hacer o los itinerarios de observación, consultas las aplicaciones (Wikiloc, AllTrails... por lo menos para lo básico), descargas los tracks y los cargas en Google Maps o en otras aplicaciones; las webs te ofrecen los lugares más apropiados. Y si te falta algo, en las redes sociales puedes compartir y recibir información de todo tipo. Sólo hay que saber localizar la entrada apropiada.
Ya que hablamos del móvil, las aplicaciones y web te ayudan a identificar especies en el mismo momento. Una ventaja a la vez que un inconveniente si te fías ciegamente de sus resultados. Pero para eso están las web de colaboración ciudadana: Subes tus observaciones y, además de tenerlas guardadas, la comunidad te ayuda a confirmar tus dudas. Ahora el problema es decidir cual o cuales usar: Observation, iNaturalist, Biodiversidade, eBird, noticiario de la SGO... (por citar algunas que he usado). Nuevamente hay que darle una vuelta a lo que hago con las citas "antiguas": ¡pues habrá que importarlas! Desde luego, si te pierdes algo importante ahora es porque quieres. Las redes sociales, los avisos automáticos, los chats y grupos te tienen informado casi al minuto.
Lo de los prismáticos y el telescopio sigue más o menos igual. De vez en cuando renovamos pero, con pequeñas mejoras, no es algo en lo que invierta demasiado. Es mi techo. Pero la cámara de fotos... No me considero fotógrafo, así que no pongo demasiado interés en obtener maravillosas imágenes (si cae alguna buena de tarde en tarde tampoco la borro). Prefiero la foto testimonial del paisaje, el bicho, el recuerdo. La cámara bridge ha supuesto para mi una revolución (voy ya por la segunda, otra Canon) para obtener fotos de especies y subirlas a las webs. El móvil hace fantásticas fotos macro y de paisajes o vídeos. Ya no necesito cargar con guías de campo, ni con objetivos grandes... cuando haces una ruta larga reconozco eso como una gran ventaja (a pesar que eche de menos la réflex clásica).
En definitiva ahora, una salida al campo implica una preparación previa delante del móvil/ordenador para poder aprovechar más y mejor el tiempo en el monte y lo mismo a la vuelta: descargar los tracks y las fotos, subirlos a las diferentes webs, hacer los comentarios oportunos, etc.
Esto del naturalismo y "salir al monte" ha perdido algo del encanto inicial, de eso de no saber que te ibas a encontrar, de sentirte "perdido" y aislado. Siempre puedes olvidarte de toda la tecnología, desconectar el móvil, apagar la cámara y dedicarte sólo a observar lo que tienes alrededor. Eso sí, con la seguridad de que en cualquier momento puedes conectarte de nuevo si necesitas una ayudita para lo que sea.
Free AI Website Maker