Lugar: Nemo Science Museum (Amsterdam)
¿Qué es? Museo interactivo
¿Qué ofrece? Módulos y actividades científicas para entender la Física, la Tecnología, la Biología...
Acceso: Amsterdam (Paises Bajos)
Para los visitantes, Amsterdam es la capital de los museos. Puedes visitar hasta 75 diferentes y de casi todos los contenidos que se te ocurra: arte, historia, navales, tradiciones, sexo... e incluso ¡ciencia!
El Nemo Science Museum suele aparecer citado como un museo en el que los niños (de 6 a 16 años) disfrutarán de una gran experiencia. Efectivamente, cuando accedes ya te das cuenta de cual es el visitante tipo: familias. Pero no hace falta volver a la infancia para pasar entretenido unas cuantas horas aquí, por lo menos si te interesa un poco aprender y jugar a ser científico.
El museo se localiza en los Oosterdok (muelles del este) de Amsterdam, en una lengua de tierra que se mete en el canal principal, sobre un túnel en curva que conecta con Amsterdam Noord (la parte norte de la ciudad). De lejos, su silueta destaca con la apariencia de una barco con su característico color verde y su plaza inclinada en la terraza, a 22 metros sobre el suelo, obra del arquitecto italiano Renzo Piano, construido en 1997 y actualmente en renovación (aunque originalmente el museo data de 1923).
Es julio en Amsterdam. Contando con mucho turista por aquí reservamos las entradas con antelación online, escogiendo día y franja horaria. No es barato, pero merece la pena. Por supuesto, con código QR y desde el móvil.
Así que a las 10:30 h, puntuales, nos plantamos en la entrada. Lo primero, dejar nuestras mochilas de turistas y las chaquetas en las taquillas para ir cómodos. No llevamos monedas pero, como no, hay un "cajero" para obtener las fichas. Con estos precios tenemos que apañarnos con una sola taquilla ;)
Primera parada antes de entrar: el espectacular y laberíntico reloj de agua. Prometedor comienzo. Subimos, enseñamos nuestras entradas y empieza la aventura. En seguida nos damos cuenta que aquí hay que tocarlo todo. Módulos y módulos para experimentar. No podemos pararnos en todos, no sólo por falta de tiempo, sino también por la cantidad de manos, piernas o cabezas que se te meten por el medio. No nos vamos a quejar, son niños "aprendiendo" (otra cosa son los modales de algunos adultos, grrrrr!!!).
No podemos describir todo lo que hay, pero vamos pasando de planta en planta "jugando" con lo que se nos pone por delante: mezclas de luces de colores, burbujas gigantes, los sonidos... el primer piso se titula Fenomena, una exposición para entender la ciencia. Paramos un buen rato en una demostración del plano inclinado y la velocidad de caída de los cilindros según su masa; me quedo con la idea para reproducirlo. En el segundo piso se sitúa Technium, dedicado a la tecnología, desde coches a bicicletas, desde camisetas a móviles, etc. y esa construcción de varios pisos en la que te vuelves loco para ver por donde suben y bajas las pelotitas, ¡espectacular! Nociones sobre energías o parques eólicos: como si fuéramos niños allá nos fuimos a construir nuestra hélice de papel y ver cual ascendía más rápido por el tubo de aire. Por supuesto, gané yo. Y también en reconocer ciertos objetos a partir de sus componentes (un bolígrafo, un ratón de ordenador), que ciertamente se ven muy distintos con sus elementos por separado.
La megafonía anuncia que en breve comenzará una demostración. Aprovechando la altura interior del edificio se han montado una de esas máquinas en la que una palanca empuja una pelota que cae por un tubo que mueve unas fichas que vuelcan un cubo de agua que hace ascender un globo que... Toda una demostración de intercambios de energía contada por uno de los guías del museo. Lamentablemente nuestro neerlandés no da para entender más que alguna palabra suelta. Pero los movimientos, que vemos por encima de un montón de cabecitas que se nos colaron delante, son muy evidentes y espectaculares.
Vamos a las escaleras que toca seguir. ¿Un descansito? Parada en la cafetería para un refresco y un tentempié (¡sacar la tarjeta para pagar y ver como la cuenta sigue bajando de saldo!). Diez minutos y seguimos. Tercer piso: Elementa, centrado en los átomos, en el Big Bang, en el inicio de la vida... Hay una zona específica para ponerte una bata y entrar en el laboratorio a realizar experimentos. Me hizo especial ilusión una reproducción (moderna) del experimento de Urey-Miller del origen de las moléculas orgánicas. En el cuarto piso, Humania, un montón de datos y de juegos sobre tu propio cuerpo, como funciona el cerebro o tus sentidos, efectos ópticos. Una báscula descompone tu peso en los principales elementos químicos que lo forman (CHONPS). Por cierto, que pesaba de más.
Llevamos más de cuatro horas y se nos han pasado como nada. Tenemos la sensación de que no hemos visto o tocado ni la mitad de las cosas. Pero el hambre y el cansancio es lo que tiene, te ponen en tu sitio. Subimos a la última planta, la del restaurante (prohibitivo) y pasamos a la terraza. Una superficie inclinada, escalonada, al aire libre en la que la valentía de los niños les permite jugar en las fuentes en ropa interior. ¡Qué envidia! Nosotros nos dedicamos a las vistas sobre la ciudad e intentar reconocer los edificios y calles. Como vamos mayores, usamos el ascensor para volver a la planta baja. Una visita al baño (hasta los carteles aquí tienen información útil), recogemos las cosas de la taquilla (¡nos quedamos con la ficha!), paramos en la tienda de la que nos llevamos un mini-bola de plasma y una camiseta de recuerdo y nos despedimos del reloj de agua de la entrada.
Durante la tarde intentamos recordar todo lo que habíamos visto y tocado, pero lo mejor es la sensación de haber estado en un museo de esos en los que "está prohibido no tocar" y que nos recordó nuestros museos científicos de A Coruña, ¡pero a lo bestia!
# Más información:
- Web oficial del museo NEMO.
- Datos en Buendiatours.
- En Evemuseografía.
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